Archivo por meses: marzo 2016

Contra la vanidad

«Me parece ver a un hombre que se tira por la ventana, pero procurando no obstante llegar al suelo en una postura graciosa.
El hombre apasionado es como él mismo y no como otro cualquiera; esto resulta en Francia inadmisiblemente ridículo, además ofende al vecino, lo que da alas al ridículo»

Stendhal, Del amor

La Pasión

Por supuesto que Bach no demuestra nada, la música más sublime no puede borrar lo delirante del contenido: Dios Padre, por amor a los hombres, les entrega a su Hijo (también Dios) para que éstos lo torturen y lo maten, y así ser redimidos de sus pecados.
(Por mucho menos que esto se entra en el manicomio).

Por lo demás en lo que digo no hay nada nuevo, no me podrá acusar nadie de blasfemia (penada en mi país), ya los mismos cristianos lo dijeron: lo suyo es una locura, la locura de la cruz, lanzada contra toda la sensatez del mundo. La ley obliga a respetar la locura.

Educación

Si a un español como es debido, de los de toda la vida, por supuesto que le trae al pairo el trabajo de un matemático, un biólogo, un filósofo o un compositor, ese mismo español se apasionará hasta el delirio con la semana santa, el juego de la roja y el «soy español, español, español». (Por lo menos en la España del Sur).

En España habrá fracasado todo lo demás, pero han triunfado en toda la línea lo que llamaban «las Marías»: religión, gimnasia y formación del espíritu nacional. Pedagogía franquista.
(Por lo menos en la España del Sur).

Muy poca imaginación

Desde hace más de cincuenta años no dejo de oír hablar todos los años, continuamente, machaconamente, fanáticamente, tediosamente, de Jesusito de Mi Vida y de Una Grande y Libre.
Estoy harto, aburrido, a veces indignado. O simplemente lleno de curiosidad: ¿por qué a esta gente no se les ocurre otra cosa? ¿No tienen nada más que decir? ¿Son tan enanos mentales?

Camembert

Le dijo Vincent Descombes a Clément Rosset:

«A ti lo que te pasa es que eres un místico, pero un místico del Camembert. ¡En fin!, cada uno es místico de lo que puede».

(El Camembert es el éxtasis de la Tierra).

Ser normal

Sentirte de vez en cuando harto de ti mismo, aburrido de ti mismo, hasta sentir asco de ti mismo.
¿Y qué si no?
(Estás casi siempre en tu compañía, casi desde que naciste, son tantos años ya. Imagínate que tú no eres tú sino que eres otro, pero que está aquí siempre presente. Lo mandarías a paseo)

¿Inmortalidad personal? Solo la anhela el aquejado del trastorno narcisista de la personalidad. A no ser que se la vaya a pasar contemplando al otro, que entonces tiene que ser por fuerza el Gran Otro (así sí).