Cuando tiras de la manta o dices la verdad (cuando «faltas al respeto»), claro está que te van a calificar de «cruel» todos los sinvergüenzas. Pero también esos a los que les importa un bledo que los sinvergüenzas sigan campando a sus anchas, los defensores de la mentira piadosa, representantes o descendientes directos de la casta sacerdotal que insisten en la barbaridad de que hay que cuidar del rebaño. Era lo simpático y grande de Jesús, cuando anuncia que él trae la espada, o sea, que viene a tirar de la manta (pero eso de que, al hacerlo, se nos tendría reservado un lugar «en la casa del Padre» francamente no lo entiendo).
TIRAR DE LA MANTA
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