Loewald rejects this picture. He believes that it is “necessary and
timely to question the assumption that the scientific approach to the world and the self represents a higher and more mature evolutionary stage of man than the religious way of life.”
LA VUELTA DE LA RELIGIÓN
Muchos tienen por indiscutible, desde hace ya tiempo, que hay deseos «infantiles» del humano que formarían parte, inextirpable, de su naturaleza. Que necesitamos la ilusión, en suma, y que por tanto el proyecto cultural freudiano y moderno de transitar al adulto es en último término él mismo una ilusión. Buena parte de la «Filosofía» se viene dedicando a denunciar este garrafal error de la Ilustración Negra, por eso tanto florece hoy «la filosofía» entre los monjurrios y sus derivados, sobre todo cuando se hacen mayores tirando a decrépitos. Y muchas instituciones solo admiten la filosofía que sea compatible con el respeto al absurdo fundamental. Pero bueno, ya se sabe que, si muertos están todos los dioses, entonces ahora ya no se puede seguir tratando del «hombre», sino que este debe ser superado. So pena de una hipocresía en la misma raíz de la psique o del comportamiento de todos. A no ser que optemos decididamente por la pura y dura ignorancia, con seguridad dándole el nombre de la más alta sabiduría, como se ha hecho siempre en todas las partes del mundo en ese chistoso capítulo de «la razón y la fe» en el que se ha dirimido siempre la cuestión del poder. A lo mejor lo que ahora se promueve es eso, la vuelta de la «docta» ignorancia, que más que docta es cobarde. Y como al final de cuentas la cuestión es el valor, entonces surgen necesariamente las dos clases de humanos en el fondo irreconciliables.
ANÉCDOTA DE LA LIBRERÍA
Comprado en la librería Antonio Machado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (09/03/2023): Richard Malka: El derecho a cagarse en Dios. Libros del Zorzal, 2022.
Una mujer vieja muy vieja, decrépita, como no puede bajar las escaleras de la entrada de la librería, abre la puerta y desde lo alto le pregunta a a la librera que atiende en la caja: ¿Tiene usted el derecho a cagarse en Dios?
La librera, que no conocía el libro, se queda reflexionando a fin de dar una respuesta adecuada. En teoría sí, creo, pero de todos modos ha de tratarse de un derecho para ejercer con muchísima precaución. La mujer vieja quería dos ejemplares, uno de ellos de regalo para su amiga de la misma edad.
ANÉCTODA DEL ENSIMISMADO 1
En aquella terraza al sol del invierno toledano, meditando con la cerveza, en una silla de las altas, gozaba de la vida el ensimismado. Nadie alrededor, salvo un grupo de tres, a la derecha, dos hombres mayores y una mujer joven, en la otra mesa de sillas altas, mesa distante. El ensimismado, de alguna manera, casi al modo inconsciente del saber que no se sabe a sí mismo, de repente detecta que alguien se le aproxima: la mujer joven de la mesa de la derecha, y además con el dedo índice extendido, según le parece a él señalando el cestillo que contine restos de las patatas fritas, a la densidad ensimismada le hace bien masticar patata frita. En el momento en que llega a estar más o menos seguro de que tiene delante a la mujer joven con el dedo índice de la mano derecha extendido y señalando, le mira a los ojos para entenderla en lo que va a decir, en eso los ojos ayudan lo suyo, sobre todo cuando algo les pasa a los oídos. «¿Puedo coger una?» El ensimismado le acerca, muy amable, el cestillo de las patatas fritas y le contesta que por supuesto, que por él no hay ningún inconveniente, pero que el problema es que ya casi no queda ninguna. Entonces la mujer se detiene, perpleja, y le espeta: «¡Me refería a la silla libre que tiene al lado!»
Estalla en carcajadas la muchacha, y el ensimismado también, pero menos, porque se halla atrapado en el lazo inhibidor de la vergüenza. Sus compañeros de más edad, que lo han oído, también parecen a punto de morir de la risa. El ensimismado busca una excusa de su comportamiento, pero no la encuentra. Estaba demasiado ensimismado.
NIETZSCHE Y LOS JUDÍOS
Nietzsche nos llama la atención sobre cómo su origen o procedencia determina la diferencia abismal, la oposición, entre dos tipos opuestos de intelectual: el acostumbrado a mandar y el habituado a vivir en medio de la desconfianza general, en una situación marginal (como ocurre invariablemente, la necesidad es la madre de lo humano). Es decir, de un lado aquellos intelectuales que confían en que convencerán a los demás a base de entusiasmo y de elevado sentimiento, “ingenuamente” seguros, como están, de que bastaría con esto para dar por demostradas sus tesis, dando por descontado que por supuesto van a ser, tienen que ser, atendidos y aceptados por todos, como lo han venido siendo siempre sus antepasados. Porque ellos son, en Alemania, hijos de pastores y maestros de escuela protestantes, y como tales incapaces de dudar de que estarían en la verdad, por la larga costumbre heredada de que su palabra sea aceptada casi como palabra de Dios.
Y de otro lado el intelectual judío, acostumbrado desde hace mucho tiempo a no ser creído, puesto que por lo general procede de ese mundo de los negocios en el que nadie se fía de nadie, mucho menos si es judío, y entonces tiene que convencer a los demás e imponerse razonando [se hallarían obligados a “forzar el acuerdo aportando razones”]. Por ello, llegará a declarar el filósofo que la limpieza lógica de los europeos se la debemos al pueblo judío. La lógica es ante todo un arma, desde su punto de vista, el interés de Nietzsche por la lógica es aquí en todo momento político. Sería en concreto la lógica la estrategia de poder esencialmente democrática. Los judíos saben que con la lógica tienen que vencer, por muy grande que sea el poder de las «razas» y los estamentos que vayan a oponérseles y cargar contra ellos. Y entonces Nietzsche sentencia que los judíos habrían llevado a Europa a la razón. En cambio, los alemanes serían una «raza» lamentablemente desprovista de racionalidad, que también hoy lo primero que tendría que hacer es “lavarse la cabeza”. La tarea de los judíos ha sido siempre llevar a la razón a los pueblos. (Cf. FW 348).
NIETZSCHE CONTRA TODO NACIONALISMO
«Nosotros los Sin-patria [Wir Heimatlosen]» nos declaramos, escribe Nietzsche, contra los nacionalismos y el odio racial, contra toda esa pequeña política que es la Kleinstaaterei de Europa. Y es que Nosotros somos “humanos modernos”, y en tanto que tales tenemos un origen [Abkunft] demasiado múltiple, estaríamos demasiado mezclados y además demasiado bien educados y viajados, como para poder soportar el loco espectáculo del odio nacionalista «que lanza a un pueblo contra otro». Por eso preferimos vivir apartados de todo, en las montañas, o si no en el pasado o en el futuro. Nosotros, los «buenos europeos» (cf. FW 377).
EL PSICOANÁLISIS
El buen psicoanalista tiene mucho de artista. Y los pacientes adecuados son los que tienen un cierto nivel reflexivo que sin duda no todos tienen. En definitiva, un buen psicoanálisis requiere bastante tiempo, y la nuestra es la era de la prisa. Esto nada tiene que ver con «el método científico». Como decía Jesús Mosterín, toda psicología, toda, es metafórica. A él esto le hacía sospechar de la psicología. Pero estaba equivocado: una psicología no metafórica no es psicología, es otra cosa, nadie sabe qué. Porque que lo sea es inevitable y tiene una razón muy profunda, el lenguaje humano. De modo que aquí, en el psicoanálisis, o el psicoanalista tiene mucho talento o no vale para nada, se queda en mero charlatán.
Todas las reacciones:
1Mariano Rodríguez González
WITTGENSTEIN
No es tremenda aquella observación de Wittgenstein sobre la religión? «Si la religión es un error, es un error demasiado grande».
UN SENTIDO DEL ESCRIBIR
Mihi ipsi scripsi (Nietzsche). Eso intenta ese escritor peculiar que no se tiene a sí mismo por escritor, porque reconoce que no escribe para los demás sino únicamente para sí mismo (con el fin de fijar todos los buenos momentos para descubrir el hilo de oro que es el sentido de su existencia). Pero la escritura de sí no es una forma de terapia, en absoluto, sino una de descubrimiento a través de la autodisciplina. Esa sería la forma perfecta de autocultivo o cuidado de sí, por la que llegar a respetarse, y no hacerse a uno mismo nada que jamás se haría al otro (el amor propio como base de todo posible altruismo, o en realidad, del único que no es peligroso, que no sirve de máscara para otra cosa).
TIRAR DE LA MANTA
Cuando tiras de la manta o dices la verdad (cuando «faltas al respeto»), claro está que te van a calificar de «cruel» todos los sinvergüenzas. Pero también esos a los que les importa un bledo que los sinvergüenzas sigan campando a sus anchas, los defensores de la mentira piadosa, representantes o descendientes directos de la casta sacerdotal que insisten en la barbaridad de que hay que cuidar del rebaño. Era lo simpático y grande de Jesús, cuando anuncia que él trae la espada, o sea, que viene a tirar de la manta (pero eso de que, al hacerlo, se nos tendría reservado un lugar «en la casa del Padre» francamente no lo entiendo).