Pensar que lo esencial del cuidado de sí, de la relación contigo, no es sino tu relación con tu propia sexualidad, es una chocante innovación cristiana que le hubiese parecido disparatada a un griego o a un romano de la época sana. Y todos los que lo siguen pensando hoy son productos de esa bizarra subjetividad forjada alrededor del siglo IV.
ENSEÑA FOUCAULT
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