Ni el sexo ni el poder ni el dinero, es el miedo el motivo más poderoso de la humanidad, el que nos puede hacer enloquecer del todo, si cuadra, y convertirnos en criminales o en perfectos canallas, o en absolutos disminuidos. Y todo miedo es en el fondo miedo a la muerte, por mucho que se ponga la máscara de miedo a esta o aquella persona.
Contra el miedo, además, solo vale lo más difícil, lo más elitista, lo menos «popular», o sea, la razón y la sabiduría. Contra el miedo solo vale Séneca, pongamos por caso. No vale en el fondo el amor, que sí que es cosa asequible a todos, porque, al contrario de lo que pensaba el archicatólico Urs von Balthasar, el amor no es necesariamente creíble. Por ejemplo, no es creíble, en primer lugar, si ya estás poseído por el miedo.