Archivo por meses: noviembre 2015

Pedagogía

Como es obvio, solo se aprende a dar clase dando clase y estando muy atento y esforzándose muchísimo. Y no hay en absoluta otro modo de aprender a dar clase porque dar clase es una práctica. Eso lo sabe todo el que lleve tiempo dando clase.

Por tanto, sugiero que se le retire el derecho a decirnos cómo enseñar a todo aquel pedagogo que no acredite un mínimo de 15 ó 20 años de docencia efectiva en el nivel educativo en que quiera especializarse, eso sí, impartiendo alguna asignatura con contenido real, y además se entiende que de docencia evaluada positivamente por otro pedagogo que le doble en experiencia docente evaluada positivamente (ad infinitum). Sobre todo, para que se le permita a un pedagogo evaluar la docencia de un profesor debería poder demostrar que le supera en al menos diez años de práctica docente en su mismo nivel (práctica por supuesto evaluada positivamente por otro experto con diez años de experiencia más que él).

Para que un pedagogo pueda oficiar, en suma, de metaprofesor, deberá contar con más experiencia docente real que cualquier profesor asistente a sus «cursillos» en ese mismo nivel y en asignaturas con contenido.

Tengo derecho a decir todo esto porque fui durante años profesor de enseñanza media. Entonces había que cursar para ello un Curso de Adaptación Pedagógica que ni a mí ni a nadie que yo conozca le sirvió absolutamente de nada. Ese curso lo han sustituido con todo un Máster, de Formación del Profesorado, Máster que, a juzgar por los resultados internacionales de las evaluaciones de los alumnos españoles, debería ser suprimido de inmediato. Aunque como conozco el percal muy bien sé que lo que van a hacer es doblarlo en duración. Si no quieres arroz doble ración te daré.

La devastación de la enseñanza

De la educación pública en España solo quedan ruinas, y eso en todos los niveles, colegios, Institutos, Universidad. Las sucesivas reformas y los recortes de la inversión autonómica y estatal han acabado con casi todo lo que teníamos. Por eso, el que ahora afirma que los responsables del fracaso escolar son (sólo) los profesores, o es un ignorante, o muy tonto, o muy listo y trama algo, pero casi con seguridad un canalla. ¿Por qué no se pasa un curso académico intentando enseñar en un Instituto de barriada madrileña, como tantos otros, con un buen tanto por ciento de padres en paro y en el alcohol?

Por lo demás, allí en los Institutos, por ejemplo, y en las actuales circunstancias, la evaluación del profesorado sólo va a significar en la práctica el aumento del servilismo a los directores y demás autoridades educativas (en eso nos enseñan a los profesores muy bien en este país, a doblar el espinazo), y también sin duda la obligación de apuntarse al descerebrado delirio pedagógico de turno (es decir, aprenderse seis o siete palabrejas inmundas y completamente vacías, las de la LOMCE son para hacer una película y varios trabalenguas).

Y en cuanto a nuestras Universidades, ahora cuando se jubila una catedrática contratan en su lugar a un asociado de 90 horas por menos de unos 600 euros. ¿Y qué esperáis entonces en los «rankings»?

Esperan conseguir votos levantando a padres contra profesores, porque así echan tinta china sobre su propia culpabilidad, ellos, los únicos culpables.

Hay profesores malos y buenos, por supuesto, como en todos los oficios. Pero además de políticos y periodistas y abogados muy malos, muchos de ellos son corruptos y manipuladores, lo que no es óbice para que les sigan votando y leyendo, eso sí que es hacer daño.

Humillación del profesor

Parece ser que, por si fuera poco todo lo que les hacen, ahora les van a exigir a los maestros y profesores de España que antes del próximo mes de Febrero demuestren no tener historial de agresores sexuales.

En relación con este asunto, sólo quería preguntar dos cosas:

1ª Se referirán ustedes únicamente a los centros docentes de la Iglesia, ¿no? ¿O le van a pedir también ese certificado a José Antonio Marina, es un decir?

2ª En el caso de que la exigencia sea universal, y aplicable a los centros públicos, ¿en nuestro país es compatible el ejercicio de la docencia con un historial, por ejemplo, de sexo con las cabras? (Que conste que no lo digo por mí, sino por un conocido, profesor durante más de 20 años, al que ahora tienen ustedes algo preocupado)

La filosofía

Muy pocos saben hoy qué significa o qué es de verdad filosofar. Las facultades y los departamentos de filosofía cada vez andan más repletos y penetrados de toda la consabida caterva de pedagogos-psicólogos-sociólogos-politólogos-científicos-historiadores-teóricos de las artes. Pero filósofos (as), lo que se dice filósofos, casi nadie sabe ya qué es eso. Por eso a los pocos filósofos de verdad que quedarían les van echando de todas partes, de la educación, de la psicología, de la política, por supuesto de las ciencias naturales, y en breve de los estudios históricos y estéticos. Es natural, todo el mundo es tan sabio y avanzado que habría superado «el canon», y en definitiva lo que se demanda son emprendedores, no comprendedores (Savater).
Pero la solución final, la estocada definitiva, es que las facultades y departamentos de filosofía sean invadidos por el caballo de Troya de toda esa consabida caterva «interdisciplinar» (qué bien suena el adjetivo) que hace pasar su característica confusión inevitable por reflexión filosófica. (Y lo más letal, sin duda, es la así llamada sociología de la filosofía, eso es el final de toda filosofía: ya sabemos, Eugenio Trías salió del Opus, así que pon tú mismo el ergo…). Hay en todo ello un innegable resentimiento, porque en el filosofar genuino se olía la grandeza (por ejemplo en Eugenio Trías), y por supuesto la mediocridad eso no lo puede tolerar, de modo que argumentará venenosamente al infinito (argumentos hay muchos, con sus réplicas y contra-réplicas).

Me pregunto si el pedagogo no debería ir a enseñar pedagogía, el científico en general cada uno a enseñar su especialidad. Conviene que dejen de hacer pasar la divulgación de sus ciencias respectivas por filosofía (las Humanidades llenas de Punsetes). Siendo un buen físico para qué las ganas de convertirse en «filósofo» de la ciencia. Igual el problema son los pedagogos-psicólogos-físicos-artistas…mediocres, porque no cabe duda de que su salida es hacer «filosofía de…», algo espectacularmente «interdisciplinar» pero no por ello, en absoluto, filosófico. Pero ¿por qué querrán que les llamen «filósofos» si no saben qué significa la palabra? ¿Les parece algo así como ser generales o emperadores?

Es preferible alguien del Opus, si es de verdad filósofo, que un «filósofo» de… que no lo es (Aristóteles y Tomás de Aquino se tiran por el suelo de la risa leyendo a Skinner). Sin duda el filosofar es asunto democrático, pero no asunto de nuestras «democracias» académicas.

Desolación

A todos nos atraviesa, todos pataleamos en lo real, lo imaginario, lo simbólico, faltaría más. Pero de la belleza no queda nada, habrá sido un sueño, todo es hoy jodidamente feo, cualquier pasado es menos feo, y de ahí nuestro monumental vacío, de todo lo nuestro ha huido la belleza: lo peor de los robots que nos dominarán, y que ya somos nosotros mismos, es que son feos, y cuando intentan la belleza lo único que les sale es la cursilada asesina.

(Imágenes danzando antes de dormir, pesadilla, los hermanos Wert, De Guindos, Rajoy, Báñez, monstruos al poder).

Pero los más feos son nuestros guapos, los más feos de todos los Narcisos, y quien no entienda esto es el más feo de todos, y el más tonto y el más canalla.
Mirar hacia otro lado.