El otro día iba yo por un pasillo a hacer no sé qué cuando escuché que el ministro Wert se iba a casar, o ya se había casado.
Sin duda que, como decía Rosset, habría mujeres absolutamente incomprensibles que no por eso dejan de ser reales (también hombres).
De ahí que la filosofía sea necesaria pero a la vez ineliminable como reacción humana, por mucho que pretenda acabar con ella el ministro de marras será en vano, porque de lo contrario lo real nos mataría con las tremendas perplejidades que provoca en nosotros. Literalmente, sin filosofía, la novia de Wert, o lo que sea ese elemento, no me dejaría vivir de la pura y mortal curiosidad.
La boda del año
Deja un comentario