Aprovechemos el aniversario de ese documento magnífico que es Introducción al narcisismo para proponer que se erijan a Freud monumentos en todas las plazas de la humanidad ilustrada como a su gran liberador que es.
(Por eso sigue estando tan mal visto en tantos lugares poblados de humanos ignorantes y enfermos incurables, no hace falta poner ejemplos).
(Aunque también los haya más lúcidos, aquejados del trastorno narcisista, que en cambio lo estudian encantados porque naturalmente les permite seguir recreándose en la imagen de sí mismos al verse reflejados en el lago de sus escritos, lo cual es rizar el rizo, algo así como ser paranoico autoconsciente y militante).
Sigmund Freud
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