Mihi ipsi scripsi (Nietzsche). Eso intenta ese escritor peculiar que no se tiene a sí mismo por escritor, porque reconoce que no escribe para los demás sino únicamente para sí mismo (con el fin de fijar todos los buenos momentos para descubrir el hilo de oro que es el sentido de su existencia). Pero la escritura de sí no es una forma de terapia, en absoluto, sino una de descubrimiento a través de la autodisciplina. Esa sería la forma perfecta de autocultivo o cuidado de sí, por la que llegar a respetarse, y no hacerse a uno mismo nada que jamás se haría al otro (el amor propio como base de todo posible altruismo, o en realidad, del único que no es peligroso, que no sirve de máscara para otra cosa).
UN SENTIDO DEL ESCRIBIR
Deja un comentario