Aunque habría que considerar las adicciones para matizar esto adecuadamente, me parece cada día más probable que el criterio de la acción correcta no es otro que el placer, y que, por tanto, para citar a Nietzsche, Kant «se volvió idiota» con lo del imperativo categórico. Es la corporalidad bien organizada o no decadente la que nos dice qué es lo correcto, en cambio el decadente elige invariablemente lo que le perjudica. Es el placer del otro y el placer tuyo los que sirven de criterio. Lo cual por supuesto que no excluye el esfuerzo incluso duro; y lo cual nos pone de manifiesto hasta qué punto la vida que vivimos en nuestra época va hacia abajo, es decadente. Porque cuántas cosas hace hoy la gente que vayan realmente acompañadas de placer?
El PLACER
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