Para los que están instalados en la moral de esclavos, es completamente natural que el diablo sea justo aquel que dice non serviam!, ¡no serviré! El que es servil necesita obedecer, o «creer», y eso mismo es lo que les hace ser tan crueles cuando mandan. Pero casi siempre son ellos los que mandan, esa es nuestra desgracia. Como además suelen ser muy tontos, si alguien les vence argumentando le contestan que, claro, como decía Lutero, ya se sabe que el diablo es un dialéctico muy hábil.
O DEMO
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