La verdad es que, por mucho que lo intento, sigo sin poder comprender que uno pueda ser franquista y demócrata, para mí algo así como pretender mezclar el agua y el aceite porque no hay un franquismo democrático. Claro que, según he oído, hubo muchos que operaron el prodigio de una noche dormirse franquistas y por la mañana despertarse demócratas. Pero eso es otra cosa muy diferente. Aquellos que piensan que la defensa del franquismo la debe amparar la libertad de expresión, exclusiva de las democracias, inexistente en el franquismo, a mi juicio pueden estar pecando de fundamentalismo democrático, algo muy peligroso para la democracia misma. (Incluso hay quien piensa que lleva indefectiblemente a la destrucción de la democracia).
FRANQUISMO
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