«Sin embargo, me doy cuenta de nuevo de que la soledad absoluta para mí no es un capricho, sino la razón misma»
(De la carta de a Franz Overbeck, enviada desde Génova a Basilea, y redactada el 14 de Febrero de 1882)
«Sin embargo, me doy cuenta de nuevo de que la soledad absoluta para mí no es un capricho, sino la razón misma»
(De la carta de a Franz Overbeck, enviada desde Génova a Basilea, y redactada el 14 de Febrero de 1882)