«Revolucionario o reformador–el error es el mismo. Impotente para dominar y reformar su propia actitud para con la vida, que es todo, o su propio ser, que es casi todo, el hombre huye para querer modificar a los otros y el mundo externo. Todo revolucionario, todo reformador es un evadido. Combatir y no ser capaz de combatirse. Reformar y no tener alma para ser.
El hombre de sensibilidad justa y recta razón, si se halla preocupado con el mal y la injusticia del mundo, busca naturalmente enmendarla, primero, en aquello en que ella se manifiesta más de [cerca]; y encontrará eso en su propio ser. Esa obra le llevará toda la vida.»
(Fernando Pessoa/Bernardo Soares: Livro do Desassossego)