«Vista a la distancia, la oleografía tiene al fin y al cabo más colores. La figura tiene una cinta de color más rosa contorneando la parte alta del cabello; no había reparado. Hay en los ojos humanos, aunque sean litográficos, una cosa terrible: el aviso inevitable de la conciencia, el grito clandestino del haber alma.
Con un gran esfuerzo me levanto del sueño en que me mojo y sacudo, como un perro, la humedad de la oscuridad de la niebla. Y por encima de mi desertar, en una despedida de otra cosa cualquiera, los ojos tristes de la vida toda, de esta oleografía metafísica que contemplamos a la distancia, me miran como si yo supiese de Dios»
Fernando Pessoa-Bernardo Soares, Livro do Desassossego