«Sin contar con el hecho adicional de que el que ha decidido ser egoísta, en el sentido nietzscheano de dejar de obedecer para pasar a escucharse a sí mismo, lo más probable es que sea perseguido con toda la crueldad del mundo por los creyentes de estricta observancia, sean éstos religiosos o políticos: «¡Por eso hay todavía tan pocos que sean un ego! La demanda de Estado, de instituciones sociales, de Iglesias, etc., no ha perdido fuerza. V<ide> [Véanse] ¡las guerras! ¡Y las ‘naciones’!»»
Más allá del rebaño. Nietzsche, filósofo de la mente