«¡Ah!, para que yo aprenda a creer en vuestra ‘veracidad’, para eso tendríais primero que destrozarme vuestra voluntad veneradora.
Veraz–así llamo yo al que penetra en desiertos sin dios y ha destrozado su corazón venerador»
(Zaratustra, «De los sabios famosos»)
El momento más elevado de la Humanidad, el que nos trajo todas las esperanzas de futuro, fue aquel en que se libró por fin de Dios y de todos los dioses. Nos hacemos cargo de nosotros mismos.