Juan Goytisolo

«Desde esta fecha (¿octubre de 1939?) Álvaro había aprendido a conocer los límites de su condición y, aunque sin formularlo con claridad (eso llegaría mucho más tarde), sabía que todo, incluido él mismo, no era definitivo y perdurable como confiadamente creyera hasta entonces fundándose en la continuidad de su universo reconstituido tras los terrores y sobresaltos de la guerra, sino mudable, precario, sometido a un ciclo biológico contra el que voluntad y virtud nada podían, todo expuesto a un azar, todo aleatorio, irremediablemente prometido a la muerte, pasajero, fugaz, todo caduco» (Señas de identidad, p. 54)

Y Kant preguntándose qué puedo esperar…

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.