La última película de Almodóvar demuestra que los únicos pecadores, es decir, los que ensucian la vida y sus azares, son justamente los que pretender explicar o interpretar el azar en términos de pecado. Es ahí donde surge el mal, donde cobra existencia.
Se podían meter el pecado por la vía rectal, curas, monjas y sus derivados, que son legión, casi todos en nuestro mundo.