El típico desprecio que se quiere olímpico de nuestro pueblo por la cultura se pone de manifiesto últimamente cuando un mafioso de la Gürtel se refiere a Rubalcaba como «ese profesorcillo de universidad que ahora está escondido», o cuando el economista de cabecera del tal Albert Rivera contrapone sus propuestas con la de «esos profesores locos».
(El desprecio de la inteligencia de los cretinos de todo pelaje explicaría muchas mayorías absolutas).