Ser falibilista es lo más cómodo para medrar, porque por un lado va uno por ahí con la aureola de científico y de moderado y entonces causa mucho respeto, pero por otro no se acaba de comprometer nunca claramente con nada (porque ante todo no quiere pecar de fanatismo) y entonces, como nunca molesta a nadie ni se opone jamás sin ambigüedad al poder establecido (claro, él está muy por encima de las plebeyas ofensas, él se dedica a criticar las ideas y no a las personas, como si las ideas no fueran la sangre de las personas), puede aspirar tranquilamente a subvenciones y prebendas.
Es muy listo el falibilista, muy astuto, jamás escribirá que Esperanza Aguirre es una mala pécora que esta vez apoya a un alcalde triplemente imputado…porque siempre tiene en cuenta, como racionalista crítico que es, que puede estar en un error. Y claro, le tiene terror a equivocarse.