En mi humilde opinión, que es la de un profano porque lejos de mí las glorias de la medicina, a Felipe González ya se le apreciaba un deterioro cerebral preocupante cuando daba aquellas explicaciones del inefable caso de su Luis Roldán benemérito. Como el tiempo no perdona sino que todo lo extrema, ahora lo que dice de Pujol me lleva a pensar que necesita habitar en una UVI móvil con parafernalia neurológica de nueva generación las 24 horas del día, así se puede seguir desplazando a donde le lleve su interés.
Felipe González
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