«Se produce el fascismo en una situación social y económica determinada, sin duda. Pero el fascismo lo hacen los fascistas, y hay un ‘hombre fascista’ con sus características que podríamos reconocer aunque lo hallásemos en una isla desierta; hay un funcionario fascista de la inteligencia; una utilización del poder de la inteligencia y sobre todo el poder de enmascarar, de falsificar, que tiene la inteligencia. El fascismo nos muestra la desgracia que para el hombre es el conservar las palabras, los conceptos sin vida ya, de cosas que han sido y ya han dejado de servir. Sería mucho mejor que, cuando tales épocas llegan, el hombre olvidase todo lo que en otros tiempos sirvió para su grandeza y se encontrase de nuevo solo»
(María Zambrano, 1937)
Nihil novum sub sole