Resulta innegable que desde hace mucho tiempo guardamos con esa misteriosa entidad que llaman «el pueblo» exactamente la misma actitud que los creyentes fanáticos tenían para con «Dios». (Llegan a causar hilaridad las piruetas doctrinales de la gente para dar cuenta del «mal» que «en apariencia» obraría el pueblo, por ejemplo cuando vota a fascistas). Pero como Dios en absoluto existe, a esta sombra suya que es el pueblo no le quedará más futuro que una nueva y dolorosa decepción de todos los crédulos que siguen amargándonos la vida.
«EL PUEBLO»
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