«No tengo ningún sentimiento político o social. Sin embargo, en un sentido tengo un alto sentimiento patriótico. Mi patria es la lengua portuguesa. Nada me pesaría que invadiesen o tomasen Portugal si no me incomodaran personalmente. Pero odio con odio verdadero, con el único odio que siento, no a quien escribe mal portugués, no a quien no sabe sintaxis, no a quien escribe con ortografía simplificada, sino la página mal escrita, como persona en sí misma, la sintaxis errada, como gente a quien se golpea, la ortografía sin y griega, como un escupitajo directo que me enoja independientemente de quien lo escupe»
(Livro do desassossego, p. 440. Relógio D’Água Editores 2013).