«67. Jesús de Nazaret amaba a los malvados, pero no a los buenos: la simple visión de la indignación moral de los buenos hacía que incluso él maldijera. Dondequiera que se juzgaba, tomaba partido contra los que juzgaban: quería ser el destructor de la moral.
68. Jesús dijo al pueblo: «Amad a Dios como yo le amo, como su Hijo: ¡qué nos importa a los Hijos de Dios la moral!»
NF-1882,2[41]