«Cada vez que, en el giro de las estaciones, aparece delante de mí la primavera, tengo pena de una cosa–de no conocer la lengua griega. Estoy seguro de que sólo para quien pueda leer a Teócrito en el original las flores deben tener un sentido.
Pensamos en palabras, sin querer; y, entre nosotros y la primavera se intercalan, por lo que pesan, las palabras pesadas de nuestras lenguas bárbaras, sin ritmo, sin serenidad, sin equilibrio»
Fernando Pessoa, Livro do desassossego