Adivino o creo adivinar que el santurrón, el hipócrita que hoy vive su entronización, su dominio casi absoluto sobre todos nosotros, se las estaría prometiendo muy felices con dos nuevos temas que le ofrecen un campo ilimitado para seguir intentando amargarnos la vida, su propósito de siempre: la conciencia de robot, la conciencia de la planta. (Robots y plantas son susceptibles de sufrimiento, ergo sufre tú).
¡¡Pobrecito robot!! ¡¡Pobrecita planta!! ¡Y tú, so cabrón, no lo vayas a desenchufar, no la vayas a pisar!