«Los elogios que se hacen de Rusia son los mismos que se han hecho de Alemania. No hay libertad, pero en tal parte hay una magnífica piscina; en otra, un metropolitano admirable; allá, una fábrica de clavos; en otra parte, una granja agrícola. ¿Se va a hacer una revolución horrorosa y matar a millones de hombres para que haya unas cuantas industrias más avanzadas que antes? Me parece muy caro el conseguir este privilegio tan pobre. Yo prefiero Suiza a la Rusia de Stalin o a la Alemania de Hitler con todas sus fábricas y perfeccionamientos técnicos». («Rojos y blancos», pp. 55-56)
«–Se ve que no ha leído usted a Karl Marx–me han dicho varias veces algunos tipos de profesores.
–No, no lo he leído.
–¿Y por qué?
–Porque he comenzado y no me ha parecido ameno.
–Tampoco ha leído usted la vida de Lenin, ni la de Trostki.
–Tampoco.
–¿Y por qué?
–Por lo mismo, porque no me ha llegado a interesar todo eso de la segunda y la tercera Internacional, la socialdemocracia, el partido de la Inteligencia. Todo eso me ha parecido de un aburrimiento espantoso. No siente uno la época. Lenin, Trostki, Hitler, Mussolini me parecen sobre todo pedantescos y aburridos. Sin duda, es uno de una época ya pasada. Lenin es el maestro de todos ellos. Lenin dio la norma de la política sin escrúpulos, y de Lenin la tomaron Mussolini y Hitler. Lenin es el filósofo práctico» (pp. 57-58)