«(…). De hecho, el mundo existente que nos importa está creado por nosotros–por nosotros, es decir, por todos los seres orgánicos–es un producto del proceso orgánico que se presenta como productor de formas, creador de valores. Visto desde él como totalidad: todo bien y mal es solo perspectivista para el individuo o las partes individuales del proceso; pero en conjunto es todo mal tan necesario como el bien, la decadencia tan necesaria como el crecimiento
–el mundo de lo incondicionado, si existiera, sería lo improductivo.
pero se ha de comprender de una vez que existente e incondicionado son predicados contradictorios»
(Nietzsche, FP-1884, 26 [203], p. 573)