Al acercarse a mí aquella monja como de ochenta y cinco años pasados y metro cincuenta de estatura, se había instalado de repente en toda la estancia un inconfundible olor a pedo que sin duda exigía de mí todo el temple de que era capaz en las situaciones más apuradas. La reverenda madre María Pedorra.
¡Este colegio tiene un ideario, así que tonterías ni una!, el dedo elevado de la advertencia nudoso, el rostro verde y congestionado de la autoridad.
A mí se me quedó bien grabado en la cabeza que si no quería volver al paro tenía que hacer los honores al ideario de los psicóticos de siempre, era preciso hacerse pasar por uno de los psicóticos aquellos que tanto mandaban como siempre.
Colegios Concertados de la Comunidad de Madrid
Deja un comentario