Tras una mala presentación del experimento mental searleano de la habitación china, y dar muestras de confundir su sentido de la manera más inaudita, se declara este señor creyente de la Ciencia. Vamos, lo de siempre.
Lo cual no tiene nada que ver con ser un científico o tener una actitud científica, que es justo la contraria del creyente. Sólo el escepticismo nos hace libres para pensar.
Javier Sampedro
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