Lamenta Gomá Lanzón, con nostalgia que le parte a uno el alma, que en nuestro presente igualitario y democrático ya no quede sitio para el sentimiento de lo sublime, como aquello tan elevado de Friedrich y del ideal.
Pero de lo que sin duda no puede quejarse es de que nuestra época democrática e igualitaria sólo admita filosofía para tontos.
Gomá Lanzón
Deja un comentario