Parece ser que han demostrado más allá de toda duda que la mayoría de la gente prefiere recibir una descarga eléctrica a quedarse diez minutos a solas con sus pensamientos.
Es lógico, no se soporta la nada. La nada de sus pensamientos también explicaría en muchos casos el «amor al prójimo».
Parece ser (2)
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