Ni dios ni la familia ni el trabajo ni la patria ni el rebaño, el tirano más insaciable en el sacrificio es el YO, y además el que nos exige los sacrificios más cruentos y sobre todo ridículos.
Voracidad
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Ni dios ni la familia ni el trabajo ni la patria ni el rebaño, el tirano más insaciable en el sacrificio es el YO, y además el que nos exige los sacrificios más cruentos y sobre todo ridículos.