Un cura de los de más rango ha venido a decir hoy que le debemos a la Iglesia Católica nada menos que el haber salvado a la juventud española del «sexo salvaje». ¿Pero quién les había pedido que nos salvaran de eso? Y es que puede ser la enfermedad mental mucho peor que el sexo salvaje, entiendan como lo entiendan ellos ese sexo salvaje, en su imaginación tan calenturienta. ¿Qué sabrán los curas del sexo, mucho menos del «salvaje»? Por cierto, ¿qué será el sexo salvaje? (uno siempre se acaba cansando, el sexo tiene su propia medida, para pocas salvajadas estamos ya en ese terreno).
¡Déjenme vivir como Dios o la Naturaleza me dé a entender! Por favor, no insistan más, hace tiempo que ya no lo soporto: YO NO SOY CRISTIANO. ¿Se enteran? YO NO SOY CRISTIANO. Lo cual no quiere decir necesariamente que sea una mala persona o un perro (conozco a mucha gente de muchísimo cuidado que aseguran que son cristianos). Ya sé que su fe tiene poco sentido si no intentan convertirnos y redimirnos a los que no creemos, pero yo no tengo la culpa de eso.
Y ya que tenemos confianza después de tantos años, les diré que si yo no soy de su fe no es porque haya tantos casos poco ejemplares entre sus filas, ni siquiera porque en los colegios de curas, me consta, algunos de ustedes hayan acosado o incluso abusado sexualmente de niños y adolescentes (eso es verdad que pasa en las mejores familias, sobre todo las que pretenden que la sexualidad no existe si uno no quiere). Tampoco porque fueran ustedes el brazo «espiritual» del franquismo. Sino porque a mí la creencia cristiana me parece absurda, simplemente absurda, por no decir delirante (que no lo llego a decir porque no quiero faltarle al respeto a nadie). Los conceptos de vida y de eternidad no se pueden reunir, toda vida por definición es transitoria, todo lo que hay es transitorio, no hay nada fuera del tiempo. «Vida eterna» en consecuencia no significa nada. Y el concepto de pecado es una verdadera monstruosidad prehistórica, origen de tantas dolencias anímicas puramente imaginarias. Pero que la creencia cristiana haya durado tanto y que por otra parte sean ustedes tantos no me convence de lo contrario, porque ocurre que yo no soy demócrata desde el punto de vista epistemológico (por lo demás, ustedes tampoco).
En segundo lugar, no es sólo que en mi vida su fe no juegue ningún papel es que además tengo la seguridad de que la vida humana es mejor sin ella, más intensa y llena de aventura, menos ilusoria. ¡¡Qué le vamos a hacer!! No somos todos como ustedes, ni tenemos por qué vivir todos de acuerdo con lo que ustedes piensan que es la voluntad de Dios. Por favor, hagan un esfuerzo para comprenderlo de una vez.
Asegura una católica española, madre de 18 hijos, que nadie puede meterse en la cama de un matrimonio. ¡¡Qué ocurrencia!! ¡¡Meterse en la cama de un matrimonio!! ¿Será eso lo del sexo salvaje? ¿Será que no hay un cura metido en la cama de los matrimonios creyentes?