Lo de “la absoluta irresponsabilidad de cualquiera” habría que tomárselo en serio como posibilidad muy real, porque a fin de cuentas cada uno es como es y el que es, y esto poco arreglo tiene. Posibilidad que implica dejar de acusar a nadie, dejar de hacer responsable a nadie por lo mal que lo pasamos a veces. Pero si esto es por un lado verdaderamente liberador, por el otro no sé si podremos soportar una vida en la que nuestra inevitable mala leche no supiera encontrar un blanco o una excusa concretos para irse descargando de vez en cuando. El malestar es inevitable porque al vivir también nos estamos muriendo, y entonces la vida tiene indiscutiblemente un fondo de horror digno de ser lamentado, pero justamente por eso es pueril y absurdo seguir haciendo culpables a los demás de nuestro malestar, o para el caso a nosotros mismos. Cosa diferente es que no podamos dejar de tener enemigos, como mínimo es fácil tenerlos. Pero contra ellos simplemente valdría la nada patética lucha táctica.
Y también, ¿qué iban a hacer entonces los que se entretienen organizando continuas cazas de brujas, so pretexto de su amor al hombre encarnado en sublimes valores morales que exigen ejecuciones periódicas? ¿Los que nos engañan para que tomemos su venganza personal y su aburrimiento por actividad intelectual de la especie fina, justiciera y comprometida?
La liberación
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