Vivir es mancharse

Toda pureza es mortal, asesina o, más común, suicida.

El que aspira a la pureza aspira a algo muy peligroso, por tanto, y sobre todo a algo que no vale la pena en absoluto, hasta el punto de que siempre es ridículo.

La inmaculada concepción significa apuñalar a lo real, odiarlo a muerte.

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