Muchas veces ocurre que cuando obramos por compasión obramos para escapar de nuestro propio malestar.
Y para Nietzsche no es cuestión de compartir el sufrimiento, de duplicarlo, sino de compartir la alegría.
Al hilo de lo cual subraya Michel Henry que el que compadece falta al pudor al entrometerse en la interioridad ajena.
Compasión
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