¡La que se le viene encima al conejo! Acabo de asistir en la barra de un bar a un interesante debate sobre la problemática cinegética planteada este año por el conejo. Tras pedir su vaso de vermú con cognac de antes de comer, el más anciano del lugar, y por eso el más entendido, abrió su intervención con unas consideraciones la mar de sesudas con las que pretendía dejar sentada su tesis, más allá de toda duda, de que en aquel bar que no dieran un aperitivo «como dios manda» él no volvía a entrar. Los concurrentes, también rondando los 85, asintieron unánimemente pues todos se tenían por personas sensatas, aunque a alguno se le notaba el reparo incoado de que no hay que decir lo evidente porque no vale la pena. En fin, la cosa es que este otoño ha llovido mucho, y en el invierno tres cuartos de lo mismo. Lo cual redunda en que el conejo ha tenido cosas vegetales de comer hasta morir del reventón. Y claro, «cuanto más se come más se fornica», enfatizaba el aún vivaracho anciano, tan amigo del sentido común puro y duro, y a lo mejor apelando también a su propia experiencia de toda una vida. Y hete aquí que ahora hay conejos a mogollón, una plaga tremenda que ha motivado a la Junta a autorizar su caza con hurones, perros y todo tipo de escopetas, atacar al conejo por tierra, mar y aire. ¡Lo lleva claro el conejo este año!, pensé yo, ya que tengo amigos animalistas que sufren lo indecible con este tipo de noticias de la España profunda.
Además, he encontrado mi lugar en los debates de esta recia cuarta edad: dada mi formación, me dedico a señalar contradicciones en lo dicho, a riesgo, claro, de que me partan la cara. Y es que el procer de lo cinegético continuó su discurso con la información de que este año venía malísima la enfermedad del conejo, y entonces la Junta había decidido prorrogar un mes la veda del conejo, pues están muriendo como moscas (como moscas no manchegas, se entiende).
Pero, hombre, ¿en qué quedamos? ¿Nos invade la conejería y entonces hay que gozar de su caza sangrienta, o bien casi ya no quedan estos animalitos vivos? Porque no es lo mismo. Uno no sabe a qué atenerse, por eso mi posible papel de indicar incoherencias discursivas del paisanaje igual es de provecho para la comunidad. Pero de momento no me atrevo a hablar, no sea que me casquen.
