Interesante artículo en El País, ¿qué le ocurre, qué tendría que hacer hoy la izquierda? Pero interesante sobre todo por sintomático. No se trata tanto de ir en contra de la vieja izquierda, tipo Lula, y a favor de la nueva, la que insiste en la crisis climática y el decrecimiento, en la diversidad sexual y de planes de vida, etc. Si la izquierda quiere de verdad meterse en la verdad y despedirse del jesuitismo que hoy todo lo invade, tendrá que reconocer que hay creencias constitutivamente delirantes y también creencias profundamente estúpidas. Es decir, que no hay que exigirles a los creyentes que mejoren la vida de las personas, sean las que sean sus creencias, y que con eso ya valdría. El Papa Francisco será un tipo majo y hará muchas cosas por la gente, pero es un hecho que asegura creer en cosas en las que hoy nadie honrado consigo mismo podría creer si supiera algo de ciencia seria. Para vivir con tranquilidad los unos con los otros no se nos puede exigir que nos pongamos a delirar y a transigir con las estupideces. Y lo mismo ocurre con la extrema derecha, o sea, con el fin del mundo: no se les puede entender y punto, porque nos resulta ininteligible la pulsión de muerte. Por mucho que hoy todo el mundo finja entenderlos, siguiendo la senda abierta por periodistas sin escrúpulos. Y no se les puede entender simplemente porque son unos cretinos que deliran. Y no se les puede entender tampoco pensando que quieren seguir robándonos y llevándonos al matadero, aunque eso sea cierto. No se trata tanto del cambio climático como de la estupidez y la codicia que lo han provocado. Si queremos meternos en la verdad, de verdad, tendremos que reconocer de una vez, por mucho que nos duela, que con los estúpidos no se puede hablar, porque para ello habría que fingir que les podemos entender. Y no es posible entender a un bobo de baba, aparte de que malgastaríamos nuestra vida, la única que tenemos, intentándolo.
LA IZQUIERDA, PASMADA
Deja un comentario
