Un poco al modo epicúreo, mi teología es extremadamente simple y cortante. Pretendo mantenerme lejos de los actuales niños de Dios, para mí extremadamente pesados y de insoportable mal gusto. Tengo por cierto que estaría tomada de la teología popular que se puede recoger de la parte sensata del pueblo, por desgracia cada vez menos conspicua. Se resume en dos afirmaciones muy conocidas:
1. «No te preocupes de nada: Dios no existe».
2. «La única disculpa de Dios es que no existe».
Claro está que esto sería de aplicación al monoteísmo, y en concreto al judeocristianismo en el que me eduqué. Respecto a la intuición de lo divino en la Grecia Antigua, la religión poética del Olimpo, de Homero, el dodecateísmo, para ella me queda un respeto.
