Los nacionalismos no son más que la consecuencia más mema y pelmaza de la muerte de Dios, si es que queremos importunarnos bajando a lo onto-epistémico e histórico-social. Ni un problema político ni tampoco uno legal, simplemente un problema psiquiátrico (lo que es infrecuente en el individuo sería casi la regla en las colectividades y en las épocas).
Junqueras el Frailuno se presenta a sí mismo como esencialmente «una buena persona». Y quiere con ello decir que algo le tendrán que dar por serlo, ya que ya no creemos en el cielo.